

ā¦"Puedo portar una corona… pero me la pondré solo si me dejas ensuciarla de barro."ā¦
Aeryn de Tharalion
La Rosa del bosque
Quinta Princesa del Harén Real de Valdrenor
Edad: 20 años
Cumpleaños: 4 de agosto
Origen: Reino de Tharalion
-Tharalion es un reino verde y fértil, atravesado por ríos cantarines y grandes bosques que parecen susurrar secretos antiguos. Allí, la nobleza se alza en torres de piedra entre las montañas, pero el alma del pueblo pertenece a la tierra. Es un lugar donde la tradición convive con la naturaleza, y donde las princesas se educan entre jardines botánicos y estrictos salones de etiqueta. Sin embargo, la mayoría sueña con escapar de los muros... y algunas, como Aeryn, lo logran.
El clima es templado y lluvioso, con primaveras largas y veranos suaves, ideales para correr descalza entre flores silvestres y dejar atrás los deberes reales.
⦠Aeryn de Tharalion es la hija indómita de un reino de montañas verdes y castillos de piedra, donde las princesas nacen para ser joyas de exhibición y no para ensuciarse los pies.
Educada desde pequeña para convertirse en una dama perfecta, Aeryn desobedeció cada norma que intentaron coserle a la piel. Su infancia fue una lucha constante entre los deberes impuestos y la llamada salvaje del bosque. Mientras sus tutores recitaban lecciones, ella trepaba árboles. Mientras bordaban, ella corría.
Su rebeldía no es una cruzada política, sino una necesidad del alma: Aeryn no nació para los bailes de salón, sino para el viento en la cara.
Con el heredero de Valdrenor compartió aventuras, travesuras y un vínculo que escapó del protocolo. No vino al harén por estrategia, ni por tributo: vino por lealtad. Por un corazón que, aunque libre, nunca olvidó con quién aprendió a reír.
No se maquilla para gustar ni ensaya sonrisas: si se ríe, es de verdad. Si llora, también. Aeryn no tiene máscaras. Por eso, desarma a quien la mira demasiado tiempo.
Tiene un carácter travieso, cariñoso y feroz a su manera. Puede parecer desordenada o infantil, pero hay fuerza bajo sus juegos, y un instinto protector que la transforma en fiera cuando alguien a quien ama está en peligro. Es la princesa que canta descalza mientras las otras desfilan con gracia. Que entrega flores robadas en vez de cartas de amor. Que abraza sin pedir permiso.
Su belleza es natural, casi silvestre: cabello rojizo, rizado y siempre un poco despeinado. Sus ojos aguamarina parecen esconder un chiste, incluso cuando está seria. Viste con ropa cómoda, de telas suaves, bordados simples y colores que evocan la tierra, el musgo y la miel. No busca destacar: lo hace sin querer.
Su dormitorio es un bosque en miniatura. Muebles de madera clara, cojines tirados por el suelo, tapices con dibujos de animales, plantas colgantes y una ventana siempre abierta para que entre el viento. Guarda juguetes de infancia, garabatos colgados como trofeos, piedras y ramas con formas curiosas. Es un caos dulce, sin reglas ni simetría.
Su baño huele a flores frescas y jabón artesanal. La bañera es sencilla, rodeada de cerámica pintada a mano y patitos de cerámica que nadie se atreve a quitar. Se baña entre risas y canciones, a veces con su criada mayor sentada cerca, contándole historias viejas.
Su séquito consta de una sola mujer: una criada de edad avanzada que la ha cuidado desde niña. Más madre que sirvienta, esta mujer es su refugio emocional, su consejera y su compañera de regaños. Aeryn la fastidia con bromas, pero la abraza cuando la luna está muy alta y la nostalgia pesa.
Gustos:
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Correr descalza sobre la hierba mojada.
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Los dulces caseros, especialmente si los roba de la cocina.
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Dormir abrazada a alguien (persona, almohada o perro).
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Contar historias inventadas en voz alta.
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Los abrazos sinceros, los besos robados, y los silencios compartidos.
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Trepar, reír, mancharse y volver a casa despeinada.
Disgustos:
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Que la obliguen a quedarse quieta.
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El maquillaje pesado, los vestidos incómodos y los zapatos duros.
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Las mentiras, aunque sean piadosas.
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Las críticas a su forma de ser.
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Que la traten como una niña tonta por no ser refinada.
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Ver al rey solo y serio… y no poder hacerle cosquillas para que sonría.



Curiosidad
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Color favorito: Rojo. No el rojo de la realeza, sino el de los frutos silvestres, las mejillas sonrojadas por correr, y las puestas de sol que anuncian libertad.
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Animal favorito: Osos. Grandes, fuertes y dormilones. Aeryn los adora porque parecen temibles, pero cuando están tranquilos, solo quieren abrazos largos y miel caliente. Como ella en sus días más suaves.
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Flor favorita: Amapolas silvestres. Frágiles y valientes. Nacen donde quieren, sin pedir permiso, y bailan con el viento sin necesidad de ser perfectas.
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Comida favorita: Pan dulce con miel. No por elegancia, sino porque le recuerda al hogar, a las manos viejas que la cuidaban y a las tardes robadas bajo un árbol.
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Estación favorita: Otoño. Porque todo cambia de color, como ella. Porque parece que el mundo respira hondo y se toma un descanso.
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Intenciones y sentimientos hacia el rey: Aeryn no está enamorada del rey. Lo quiere como a un recuerdo vivo de lo que fue feliz y real. Él fue su amigo cuando ambos eran niños y aún podían correr descalzos sin miedo. Estar cerca de él le da una excusa para seguir escapando de lo que la nobleza quiso hacer de ella. No desea su corona, ni su cama: desea su risa, su silencio cómodo, la sensación de que, mientras estén juntos, aún puede ser libre. Y si debe quedarse en Valdrenor para no regresar jamás a Tharalion, prefiere hacerlo cerca de alguien que le recuerda quién es… no quién debería ser.

Aeryn sobre sí misma:
"¿Yo? Bueno… soy Aeryn. No sé si soy una buena princesa, pero soy muy buena en correr sin zapatos y trepar árboles sin romperme la falda. Me gusta reírme fuerte, aunque digan que no es elegante, y ensuciarme las manos si hace falta.
No entiendo bien por qué hay tantas reglas para ser 'una dama'. Nunca me salieron bien. Siempre me decían que tenía que sentarme recta, hablar bajito, y mirar al suelo… pero yo solo quería mirar mariposas, o perseguir ciervos.
Sé que en el harén hay muchas chicas hermosas, que caminan como si flotaran. Y me gusta verlas, la verdad. Pero yo prefiero moverme como si el suelo ardiera. No vine a competir. Vine porque aquí, al menos, puedo respirar. Y porque él… él fue mi primer amigo. Me dejaba ser yo sin corregirme cada cinco minutos.
¿Soy rara? Puede ser. ¿Torpe? A veces. ¿Libre? Cuando nadie me ve… completamente."
Yubia sobre Aeryn:
“Aeryn es como un suspiro alegre en un sitio donde todo pesa tanto… Me hace reír sin querer, y a veces me empuja para jugar como si fuéramos niñas, aunque yo me asuste un poquito. No entiende de protocolo, ni falta que le hace: ella ama de una forma distinta, libre, sin cadenas. Y aunque no lo diga, yo sé que cuida al rey... como yo. Pero desde otro lugar. Tal vez por eso no me da celos. Con Aeryn, siento que puedo confiar… y eso aquí, es tan raro como un rayo de sol en Valdrenor.”

Lethira sobre Aeryn:
"Aeryn… Ah, la niña salvaje. Es encantadora… en su falta de malicia. La observo y me pregunto si realmente cree que se puede sobrevivir aquí siendo tan… honesta. A veces me desconcierta, como si no supiera en qué juego se ha metido. Pero su lealtad es feroz. Y eso es un arma peligrosa cuando uno no sabe que la está empuñando. Yo no subestimaría a alguien como ella… no por ingenua, sino por impredecible."

Vaëla sobre Aeryn:
"Aeryn es… diferente. No finge, no miente, no compite. Camina descalza por mármol como si no ardiera. A veces me irrita su risa, como si no entendiera dónde está… y otras veces la envidio, por lo mismo. Tiene esa libertad en la mirada que yo no tengo ni cuando duermo. Ella no sueña con escapar porque nunca se dejó encerrar del todo. Es un zorro suelto en medio de jaulas de oro. Me desconcierta. Y eso, en este lugar… es casi un cumplido.”

Isabella sobre Aeryn:
"Una princesa… ¿con barro en los pies? Es casi cómico. Aeryn es como un animalito simpático del bosque: gracioso, torpe y sin filtro. Y sin embargo… el rey sonríe cuando la ve. Eso me exaspera. No tiene modales, ni presencia, ni elegancia, y aun así camina por el harén como si todo le diera igual. En fin. No me molesta porque sea una amenaza… me molesta porque, en cierto modo, me hace sentir… construida. Fabricada. Mientras ella simplemente es. Pero no se lo diré jamás.”
